Por fin llegó la ansiada victoria del equipo mini, y llegó en un encuentro que se antojaba complicado, no tanto por el rival como por la situacion que percibíamos. Cuando tu ves que el árbitro se pone a dirigir el calentamiento del equipo contrario...
Nuestros peores presagios se cumplían, al descanso íbamos empate, pero para nuestro marcador ganabamos de tres puntos, la explicación fue sencilla, nuestros tres triples del tercer cuarto fueron canastas de dos puntos. Según el acta hicimos un total de veinticinco faltas y ellos sólo seis, aunque todos veiamos como a nuestro hombre alto se le colgaban de los brazos, y no en un sentido figurado. La consecuencia fue una falta antideportiva para nuestro jugador.
Pese a todo, y a una prórroga, conseguimos la victoria, pero éso no fue lo importante, lo realmente importante fue la capacidad de adaptación al juego y el avance en la asimilación de conceptos que se apreció. La alegría del cuerpo técnico no fue debida a la victoria, sino al juego desarrollado por el equipo. Todos los jugadores fueron útiles y aportaron cosas positivas: defensa, pases, transiciones, ayudas, ataques,... Sabemos que tenemos un par de cuartos en los que nos cuesta encontrar el ritmo, debido a las rotaciones obligatorias, pero, poco a poco, ese ritmo se va adquiriendo gracias al trabajo de los chicos y a su capacidad de concentración. Estamos contentos, pero más que por la victoria, por lo que esta significa: estamos en buen camino. Podrán llegar derrotas, pero seguimos creciendo, que es lo que perseguimos.
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